Las monedas pueden atravesar los sobres, el papel moneda está sujeto a robo en el correo y los cheques personales no ofrecen garantías al beneficiario. El medio más seguro para enviar fondos por correo es un giro postal. Comprados por el monto total más una tarifa nominal en las oficinas de correos, bancos o supermercados, los giros postales aseguran el pago al destinatario porque el pedido ha sido prepago. El comprador está protegido con los recibos y el requisito de que el beneficiario designado debe mostrar identificación al momento de cobrar el pedido. Emitidos por primera vez por el Departamento de Correos en 1864, los giros postales nacionales eran populares entre los soldados de la Guerra Civil que se encontraban fuera de casa y rápidamente crecieron entre la población inmigrante cuando el servicio se extendió a los giros postales extranjeros en 1869. Los giros postales continúan atrayendo a los inmigrantes que envían dinero en el extranjero, así como los pedidos de mercancías por correo y empresas de Internet.
Lynn Heidelbaugh, Museo Postal Nacional
