Las oficinas de correos son la manifestación física de los vínculos entre individuos, organizaciones, empresas y gobiernos. Son los lugares mágicos donde los secretos del procesamiento del correo se mantienen ocultos a miradas indiscretas, los edificios de los que emergen los transportistas seis días a la semana, trayendo el correo a nuestros hogares y oficinas.
Ya sea que se encuentren en edificios altos y distinguidos en el centro de la ciudad o en pequeñas tiendas rurales, las oficinas de correo unen a los ciudadanos entre sí y con su gobierno. Son el lugar al que hemos ido para nuestros formularios de impuestos, registrados para el borrador, informes de ganado catalogados e incluso bancarizados. Han sido centros comunitarios no oficiales y un reflejo del crecimiento o la desaparición de la comunidad. Para muchos estadounidenses rurales, enviar una carta o recoger el correo del día sigue siendo una oportunidad preciada para conversar y ponerse al día con las noticias locales, tomar un descanso o incluso jugar un juego de damas.