De niña, la astronauta y filatelista Sally Ride (1951–2012) no tenía ninguna ambición de explorar el espacio. Fue más bien el béisbol en California que cautivó su imaginación después de que en 1958 los Dodgers se mudaran de Brooklyn a su ciudad natal de Los Ángeles y ganaran la Serie Mundial del siguiente año.
Cuando Sally K. Ride tenía 7 años, su abuelo, Anders Anderson, le hizo este bate de tamaño infantil y le enseñó a batear y pegarle a la pelota. La costumbre que ella tenía de memorizar y analizar los promedios de bateo y las estadísticas de lanzamiento reafirmó su interés precoz por la matemática y la llevó a iniciar su carrera como física y a ser la primera mujer astronauta de la NASA.
Ya que no pudo jugar al béisbol de manera competitiva, Ride enfocó su interés atlético en el tenis y se convirtió en jugadora universitaria muy bien posicionada en el ámbito nacional. Expresó su doble pasión por los deportes y el espacio como coleccionista de estampillas de actualidad, un pasatiempo que mantuvo durante su vida adulta. Su colección incluye estampillas que conmemoran sus propios logros. En 2018, Estados Unidos emitió una estampilla con su retrato.