Ty Cobb y Babe Ruth se encontraban entre los diez «inmortales» admitidos en el Salón de la Fama del Béisbol Nacional durante las celebraciones del centenario de 1939. Ambos provenían de orígenes humildes y trascendieron crianzas llenas de conflictos y violencia para llegar hasta la cima del juego. No obstante, en casi todos los demás aspectos, fueron todo un contraste.
Tyrus Raymond "Ty" Cobb (1886–1961) dominó el juego durante los años que empuñó este bate para los Tigres de Detroit. Un competidor inusualmente agresivo, era propenso a pelearse con aficionados y otros jugadores por igual, y era dado a arrebatos de arrogancia y prepotencia. La cinta espiral en el mango y las manchas de tabaco en la cabeza son una característica de Cobb, a quien le gustaba intimidar a los lanzadores del equipo contrario mirándolos fijamente mientras que escupía los residuos del tabaco. Su promedio de bateo de 0,366 nunca ha sido superado.
George Herman "Babe" Ruth (1895–1948) utilizó este bate Louisville Slugger durante su temporada de debut con los Yankees de Nueva York en 1920, en la que conectó 54 jonrones y sin la ayuda de nadie salvó al deporte de la ruina tras el escándalo de las apuestas ilegales de la Serie Mundial de 1919. El año de fabricación de este bate es 1920, y se distingue por la marca comercial de «hueso tallado» en el mango, ya que los registros de la compañía Hillerich & Bradsby muestran que solo uno de esos bates fue ordenado por Ruth, el 24 de julio de 1920. La marca de los tacos en la cabeza del bate son el resultado de que Ruth se limpiara la tierra de sus zapatos al momento de llegar al plato.
Al mismo tiempo que en Nueva York se conmemoraba el centenario del béisbol, se estaba dando a conocer la noticia de que el gran jugador de los Yankees, Henry Louis «Lou» Gehrig (1903–1941) había ingresado a la Clínica Mayo para recibir tratamiento por una enfermedad aún sin diagnosticar. La entereza y humildad con la que Gehrig enfrentó su destino lo convirtió en un héroe nacional.
Gehrig usó su camisa de franela gris (sin las rayas de los Yankees) para los juegos como visitante durante la temporada de 1937, cuando sus 37 jonrones (que lo convirtieron en el líder del equipo) ayudaron a los Bombarderos del Bronx a ganar su sexto título de la Serie Mundial. El parche del Centenario del Béisbol de 1939 en la manga izquierda indica que Gehrig también se puso la prenda durante la temporada final abreviada que definió su legado.
Gehrig llevaba esta chaqueta de calentamiento de lana en el Briggs Stadium de Detroit el 2 de mayo de 1939 cuando, como capitán del equipo, se acercó al árbitro del plato y se sentó en la banca. Era la primera vez que Gehrig no jugaba en un juego de los Yankees desde 1925. Su récord de 2130 juegos consecutivos se mantuvo hasta que Cal Ripken, de los Baltimore Oriole, lo rompió el 6 de septiembre de 1995.
Con esta estampilla de 1989, el Servicio Postal de los Estados Unidos conmemoró el quincuagésimo aniversario del retiro de Gehrig y su discurso «El hombre más afortunado sobre la faz de la tierra» del 4 de julio de 1939.