Durante muchos siglos, los cartógrafos han ideado proyecciones cartográficas (sistemas de líneas que representan la latitud y la longitud en la superficie terrestre) en un intento de trasladar la tierra tridimensional a una superficie bidimensional. Debido a que es imposible aplanar una superficie global sin estirarla o rasgarla, estas proyecciones de mapas intentan aproximarse, comprometerse e incorporar cualidades para que el mapa resultante sea útil para funciones específicas. Cada proyección tiene ciertas virtudes y limitaciones. Las distorsiones son mínimas en mapas a gran escala que muestran áreas pequeñas; pero se vuelven más pronunciados a medida que la escala se hace más pequeña y el área, más grande.
Cuando los cartógrafos formulan estas proyecciones, se preocupan por representar correctamente formas y ángulos, áreas reales y distancias reales. También se pueden lograr otras cualidades especializadas. Los sellos exhibidos ilustran los tipos de proyecciones cartográficas que se crearon para cumplir con estos criterios. Las proyecciones generalmente se seleccionaban por su proporción y apariencia más que por su excelencia cartográfica.