La reverencia por la bandera estadounidense se desarrolló poco después de su creación. Una de las historias más patrióticas con respecto a la bandera se centra en los eventos que llevaron a la composición de la “Bandera estrellada” por Francis Scott Key. El 24 de agosto de 1814, la Guerra de 1812 entre Gran Bretaña y los Estados Unidos parecía perdida, ya que los británicos habían invadido y capturado Washington, DC. Mientras ardía la capital, los británicos regresaron a sus barcos anclados en la bahía de Chesapeake y las fuerzas estadounidenses se prepararon para el inminente ataque a Baltimore, Maryland.
Francis Scott Key, un abogado respetado y residente de Georgetown, se apresuró a ir a Baltimore cuando le llegó la noticia de que los británicos habían tomado cautivo al respetado médico Dr. William Beanes. Key y el coronel John Skinner navegaron bajo bandera de tregua hasta el barco Tonnant, donde el médico estaba prisionero, para negociar la liberación del Dr. Beanes.
Aunque los británicos acordaron liberar al Dr. Beanes, no permitieron que los tres hombres regresaran a Baltimore. En cambio, fueron hechos prisioneros y puestos bajo vigilancia, ya que se habían enterado demasiado de los planes británicos de ataque a Baltimore. Posteriormente, los hombres se vieron obligados a ver la Batalla de Baltimore y el bombardeo de Fort McHenry desde detrás de las líneas enemigas. Es desde esta posición que Key se inspiró en una gran bandera estadounidense.