Bessie Coleman (1896-1926) comenzó su carrera como manicurista en Chicago. Emocionada por las historias de los pilotos de la Primera Guerra Mundial, soñaba con aprender a volar. En ese momento, las escuelas de vuelo estadounidenses no la aceptaron porque era afroamericana y mujer, por lo que Bessie buscó en el extranjero, Francia, para obtener su licencia. En 1921, se convirtió en la primera mujer afroamericana del mundo en obtener una licencia de piloto. “Queen Bess” regresó a los EE. UU. y actuó como piloto de acrobacias en espectáculos aéreos. Se negó a participar en espectáculos que negaban la entrada a los afroamericanos. Los sueños de Bessie de establecer una escuela de vuelo para afroamericanos se perdieron cuando murió en un accidente de avión, pero su legado perdura como inspiración para quienes luchan contra la adversidad.
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