Blanche Scott (1885-1970) fue aventurera desde el principio. En 1910, fue la segunda mujer en conducir a través de los Estados Unidos. Este espíritu audaz pronto la llevó a la aviación. Durante una lección de vuelo, una ráfaga de viento atrapó su avión y lo hizo volar. Aunque la duración fue corta, Blanche se convirtió en la primera mujer en realizar un vuelo en solitario. Continuó su carrera como piloto de acrobacias, conocida como la "Marimacho del aire". En 1912 se convirtió en la primera mujer piloto de pruebas de aviones prototipo. Se jubiló cuatro años después, cansada de trabajar en una industria que no ofrecía puestos para mujeres como mecánicas o ingenieras. En 1948, Blanche regresó al aire por última vez para convertirse en la primera mujer estadounidense en volar un jet.
