El éxito del programa espacial estadounidense dependió del ingenio y los descubrimientos de muchos científicos. Uno en particular sentaría las bases para los vuelos espaciales tripulados más que cualquier otro.
Conocido como el "padre de la cohetería", Robert Goddard fue pionero en el cohete de propulsión moderno basado en su conocimiento de las matemáticas, la ingeniería y la física. Lanzó su primer cohete en marzo de 1926. En ese momento, el trabajo de Goddard fue visto con escepticismo por la prensa y el público. Sin embargo, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) identificó más tarde este lanzamiento como "tan trascendental en la historia como el de los hermanos Wright en Kitty Hawk".
Goddard continuó logrando muchas primicias en el campo de la cohetería con fondos de instituciones como el Smithsonian. Algunos de sus logros incluyeron la creación del primer cohete propulsado con combustible líquido y el desarrollo del primer cohete que usa paletas internas como guía. Las paletas eran componentes incorporados que desviaban el escape del motor del cohete, determinando en qué dirección volaría el cohete una vez lanzado. Sus innovaciones tuvieron un tremendo impacto en la tecnología de los vuelos espaciales, lo que llevó a la NASA a nombrar su primer laboratorio de vuelos espaciales en honor a Goddard en 1959.
En 1964, el Departamento de Correos (en inglés: Post Office Department o POD) emitió un sello en conmemoración de Robert Goddard. El sello muestra una imagen de Goddard junto a un cohete que se lanza desde el Centro Espacial Kennedy. El POD lanzó las estampillas en una ceremonia celebrada en Nuevo México. Esther Goddard, la esposa del famoso ingeniero y físico asistió a la ceremonia. Presionó un botón y lanzó dos cohetes, uno de los cuales voló aproximadamente una milla y media en el aire. Los cohetes, cada uno con 1000 cubiertas del primer día, después de caer al suelo se recuperaron y las cubiertas del primer día se vendieron más tarde a los coleccionistas.